Todos deberíamos aprender sobre sostenibilidad!
Todos deberíamos aprender sobre sostenibilidad. Tal vez muchos no lo sepan, pero estamos atravesando una triple crisis planetaria, el cambio climático, la exponencial pérdida de biodiversidad y la contaminación del aire es un asunto que nos afecta a todos, por eso, es crucial que cada día aprendamos más sobre cómo contribuir a mitigar toda esta situación.
Las personas tenemos un poder inmenso para movilizar mercados, empresas, políticas públicas, incluso gobiernos, ¿por qué no usamos ese poder para construir un mundo mejor para todos?
No me gusta abordar estos temas desde un punto de vista apocalíptico, creo que esa aproximación en vez de ayudar, paraliza al ser humano, le quita la esperanza y las ganas de hacer algo, porque surgen cuestionamientos como.. ¿para qué hacer algo si el mundo se va a acabar?. Por lo tanto, prefiero una enfoque más positivo, desde el actuar, desde las soluciones, desde el inspirar a otros para ser cada día personas más conscientes del impacto que tienen sus hábitos y conductas en el planeta.
Ahora, hablemos desde lo más básico: qué es el desarrollo sostenible? Y aquí quiero que se olviden de los tecnicismos y los nombres de los diferentes reportes super sofisticados que existen, porque además, cada día hay más estándares y regulaciones, la siguiente más técnica que la anterior, lo que está bien, pero no nos vamos a referir a eso.
Cuando pienso en la definición más sencilla de desarrollo sostenible, siempre termino hablando de empatía y de solidaridad con el otro. Me explico: la sostenibilidad tiene tres pilares: la prosperidad, las personas y el planeta. Sin prosperidad, no hay sostenibilidad, es uno de sus ejes fundamentales. Es necesario generar riqueza para que haya desarrollo económico que beneficie a las personas y en las comunidades. Ahora, para lograr esa riqueza se utilizan los recursos naturales que tenemos en el planeta, y ese “uso” racional o desmedido no aparece en ningún estado financiero y a nadie se le paga por él (excepto cuando hablamos de minería, por un tema de explotación del subsuelo). Por ello, es fundamental que ese uso de los recursos naturales sea compensado de alguna manera, porque son finitos. Si se agotan, pues estamos generando bienestar para la población en el presente, pero no para las generaciones futuras y ahí radica el gran problema. Por eso, me gusta hacer referencia a la empatía y a la solidaridad, no podemos pensar solo en nosotros y en el ahora, en tener una vida espectacular a costa de la vida de carencia que le espera a nuestros hijos, sobrinos, nietos etc. Ahí es donde la solidaridad juega un papel fundamental.
Ahora, es muy probable que hayas oído hablar de la Agenda 2030 del 2015, pero si no, ya te lo explico también. Se trata de un plan de ruta, en el que líderes mundiales de 195 países se pusieron de acuerdo en 17 objetivos de desarrollo sostenible (ODS) que buscan que todas las personas podamos vivir en condiciones dignas en este planeta, es un compromiso donde se quiere que, a pesar de las diferencias culturales, económicas y sociales de los países, nadie se quede atrás. A pesar de los compromisos adquiridos en el 2015, el avance en su cumplimiento no ha sido tan bueno como se esperaba, por muchas razones, entre ellas de tipo político, económico, incluso de salud pública, como es el caso del covid – 19, que tuvo un impacto negativo sustancial en los avances que se habían ido logrando.

Entonces, ¿por qué educar a todos en desarrollo sostenible es tan importante? Pues bien, pensemos que tenemos un problema grave de envergadura mundial, y solo un pequeño porcentaje de la población sabe lo que está pasando y cómo solucionarlo.
¿Ustedes creen que así vamos a avanzar rápidamente? Claramente, no. Las personas tenemos un poder inmenso para movilizar mercados, empresas, políticas públicas, incluso gobiernos, ¿por qué no usamos ese poder para construir un mundo mejor para todos?. Si cada día más personas saben qué es lo que está sucediendo y cómo actuar de manera más consciente se puede generar un movimiento imparable. Estoy convencida que muchas personas ayudarían si supieran cómo hacerlo.
La educación en desarrollo sostenible (EDS) nos ayuda a entender cómo nuestras acciones cotidianas afectan al mundo. ¿Sabes esos tres segundos en los que piensas si debes comprar esa botella de plástico con agua o más bien cargar tu propio termo? Bueno, con la EDS esa decisión se vuelve más fácil. Puedes comprender por qué disminuir el uso de plásticos importa, y cómo contribuyes con cada decisión a reducir la contaminación y así sucesivamente con cientos de pequeñas acciones que hacemos todos los días. Yo creo en el poder de los pequeños cambios. Si todos caminamos hacia la misma dirección, avanzaremos más rápido hacia un mundo más limpio y sostenible.
Y esto no se trata solo de reciclar o de apagar las luces cuando no las estemos usando, sino de ser ciudadanos activos y conscientes, con la capacidad de impactar positivamente en el planeta, en las empresas y en las demás personas por eso todos deberíamos aprender sobre sostenibilidad.